El factor uterino
El factor uterino hace referencia al útero o matriz, que junto con los ovarios, es uno de los órganos más importantes en el sistema reproductor de la mujer. El útero puede responder a las hormonas sexuales que regulan el ciclo menstrual y es el órgano responsable de mantener y sostener el embarazo durante los nueve meses de gestación.
Las alteraciones en la morfología y el funcionamiento del útero pueden ser una causa de infertilidad femenina. La gravedad y el tipo de alteración pueden influir en la dificultad para lograr o mantener un embarazo, lo que a veces lleva a situaciones en las que la mujer enfrenta desafíos significativos para realizar su deseo de ser madre.
Las causas por un factor uterino de infertilidad femenina
Los problemas relacionados con el útero de una mujer pueden presentarse desde el nacimiento debido a anomalías congénitas en su desarrollo o surgir en la edad adulta. En ambos casos, estos problemas pueden dar lugar a dificultades en la fertilidad que impiden el embarazo. También es posible que, en algunos casos, el útero permita la implantación embrionaria, pero luego la mujer experimente abortos recurrentes a medida que avanza la gestación.
Los problemas de factor uterino pueden clasificarse en varias categorías:
Sinequias
Las sinequias uterinas, también conocidas como síndrome de Asherman, son adherencias o lesiones en las paredes del útero que pueden alterar su morfología. Estas adherencias pueden ser causadas por diversas razones, que incluyen:
- Raspado o legrado uterino que deja cicatrices en la pared del útero.
- Hemorragia después de una cesárea o parto vaginal.
- Miomectomía o extirpación de un mioma del útero.
- Endometritis infecciosa, que es una inflamación del revestimiento uterino causada por infecciones.
Causas del origen endometrial
El endometrio es la capa interna del útero donde ocurre la implantación embrionaria. Experimenta cambios en respuesta a las hormonas, como los estrógenos y la progesterona, lo que conduce a un aumento en su grosor durante el ciclo menstrual. Si no se produce un embarazo, el endometrio se desprenderá durante la menstruación y comenzará a regenerarse.
Las alteraciones en el endometrio pueden afectar la implantación del embrión y causar infertilidad femenina. Algunas de estas alteraciones incluyen:
- Endometritis: inflamación del endometrio debido a infecciones causadas por microorganismos como la clamidia, la micoplasma, el gonococo o el estreptococo.
- Atrofia endometrial: adelgazamiento o falta de desarrollo del endometrio debido a la deficiencia de estrógenos, que puede ser causada por un fallo ovárico primario o secundario.
- Hiperplasia endometrial: engrosamiento excesivo del endometrio debido a la estimulación excesiva por altos niveles de estrógenos, que a menudo se relaciona con disfunción ovárica y ciclos anovulatorios.
Mantener el grosor adecuado del endometrio es esencial, especialmente para las mujeres que desean concebir. Se considera ideal que el endometrio tenga un grosor de 7-9 mm y un aspecto trilaminar, ya que estas características son las más propicias para facilitar la implantación del embrión.
Malformaciones uterinas
Las malformaciones uterinas son alteraciones que ocurren durante el desarrollo del útero en la etapa fetal, generalmente entre la semana 8 y 17 de gestación. También se conocen como malformaciones müllerianas, ya que su origen está relacionado con el desarrollo y la fusión de los conductos de Müller en los bebés de sexo femenino.
Los conductos de Müller son estructuras embrionarias que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del sistema reproductor femenino. Estos conductos dan lugar al útero, las trompas de Falopio, el cérvix y parte de la vagina durante el proceso de embriogénesis, que es la formación y desarrollo del embrión en el útero.
Las malformaciones uterinas congénitas se pueden clasificar en varios tipos según su origen y características:
- Agenesia mülleriana: Se refiere a la ausencia del útero debido a que ambos conductos de Müller no se desarrollan. Esto se conoce como el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser.
- Útero septado o arcuato: Esta anomalía se produce debido a la alteración en la fusión lateral de los conductos de Müller, lo que resulta en la presencia de una pared divisoria en el útero, que puede extenderse desde la parte superior hasta el cuello uterino.
- Útero unicorne: En este caso, solo uno de los conductos de Müller se desarrolla, lo que resulta en un útero de tamaño reducido y la presencia de una sola trompa de Falopio.
- Útero bicorne: En esta malformación, la fusión de los conductos de Müller es incompleta, lo que da lugar a un útero con forma de corazón.
- Útero didelfo: Los conductos de Müller se desarrollan, pero no se fusionan, lo que conduce a dos cavidades uterinas independientes, dos cuellos uterinos y dos vaginas.
Por lo general, las mujeres con malformaciones uterinas congénitas no suelen detectar estos problemas hasta que se someten a una ecografía en su primera consulta ginecológica.
Es cierto que las malformaciones uterinas no suelen manifestarse con síntomas en la mayoría de los casos. Sin embargo, algunas mujeres con malformaciones uterinas pueden experimentar síntomas como dolor pélvico, dismenorrea (menstruaciones dolorosas) o incluso la ausencia de menstruación.
Tumoraciones
Los posibles tumores que pueden encontrarse en el útero son mayoritariamente benignos. A continuación, se describen los más significativos:
- Miomas: Estos son tumores que se desarrollan en la capa muscular del útero, conocida como miometrio. Los miomas submucosos, en particular, pueden alterar la cavidad uterina y ocasionar problemas de fertilidad.
- Adenomiosis: Se refiere a la infiltración de tejido endometrial en las capas del miometrio.
- Pólipos uterinos: Son crecimientos de tejido endometrial que sobresalen en la cavidad uterina y pueden obstaculizar la correcta implantación del embrión en el útero.
Estos tumores uterinos se originan a partir de la alteración de células sanas del útero que comienzan a reproducirse de manera descontrolada, dando lugar a la formación de una masa tumoral, ya sea benigna o maligna.
Los tratamientos para el factor uterino
Cuando se enfrenta a la esterilidad femenina por un factor uterino, el médico primero evaluará si es factible restaurar la fertilidad a través de tratamientos farmacológicos o intervenciones quirúrgicas. Si estos enfoques no son efectivos o no conducen a un embarazo exitoso, entonces la pareja o la mujer sola pueden optar por recurrir a la reproducción asistida como una alternativa para lograr tener un hijo.
Reproducción asistida
En caso de necesitar un tratamiento de fertilidad debido a la esterilidad femenina por un factor uterino, el médico encargado evaluará si es apropiado realizar una inseminación artificial (IA) o si se debe proceder directamente a una fecundación in vitro (FIV):
- Inseminación artificial: Implica la introducción del semen capacitado del hombre en el fondo del útero. Por lo general, la mujer se someterá a una estimulación ovárica leve antes del procedimiento.
- Fecundación in vitro: Requiere la estimulación ovárica de la mujer con medicamentos hormonales para recuperar varios óvulos maduros. Luego, estos óvulos se fertilizan en el laboratorio con los espermatozoides de la pareja o un donante anónimo. Los embriones resultantes se transfieren al útero de la mujer después de varios días de desarrollo.
Tratamiento farmacológico
Las infecciones que causan endometritis aguda o crónica generalmente se tratan con antibióticos seleccionados según los resultados del estudio bacteriológico previo.
Cuando se trata de alteraciones tróficas del endometrio, se ha demostrado que el tratamiento hormonal con hormonas sexuales femeninas es útil. Los estrógenos, la progesterona o la FSH suelen ser efectivos para restaurar el grosor adecuado del endometrio.
Intervención quirúrgica del factor uterino
Para abordar las malformaciones müllerianas, las opciones terapéuticas suelen variar según el tipo de malformación y su gravedad. Estas intervenciones incluyen:
- Histeroscopia: Utilizada para corregir septos o tabiques en el útero, extirpar miomas submucosos pequeños y tratar sinequias uterinas.
- Laparoscopia: Empleada en casos similares a los de la histeroscopia, pero cuando la dificultad es mayor. También es útil para la resección de cuernos uterinos malformados con el objetivo de evitar una histerectomía.
- Cirugía ginecológica: En situaciones donde no es posible utilizar técnicas endoscópicas, como en el caso de miomas subserosos grandes.
El enfoque terapéutico dependerá de la situación individual de la paciente y la naturaleza de su malformación uterina.
En la mayoría de los casos, después de la eliminación de una patología uterina mediante cirugía, las posibilidades de conseguir un embarazo aumentan. Esto se da tanto a través de medios naturales como mediante técnicas de reproducción asistida.
Gestación subrogada
La gestación subrogada, conocida comúnmente como “vientre de alquiler,” es la única opción reproductiva disponible para aquellas mujeres que carecen de útero o tienen malformaciones severas que impiden la gestación.
En la gestación subrogada, otra mujer, denominada “gestante,” lleva a cabo el embarazo y da a luz al bebé en nombre de los padres de intención.
Si la futura madre puede proporcionar sus propios óvulos, ya que aún conserva sus ovarios, el bebé nacido a través de gestación subrogada será biológicamente suyo. En caso de que no sea posible utilizar sus óvulos, se requerirá el uso de óvulos de una donante. Es importante destacar que en ningún caso se utilizan los óvulos de la mujer gestante.
Es relevante señalar que la gestación subrogada está prohibida en España, por lo que los padres de intención que opten por esta técnica deberán viajar a países donde la ley permita este procedimiento.